Hola, soy Andrea. Les
contaré un poco de lo que fue para mi la carrera de 42 kilómetros
de San Diego. Al igual que Julio, fue nuestra primera maratón
completa, habíamos corrido varias de 21 km, pero nunca de 42. Fue
sin lugar a dudas la prueba fisica más dificil que he tenido, pero la
más satisfactoria. El dia anterior tratamos de dormir temprano para
descansar, la alarma para despertarnos el
domingo la pusimos a las 4 de la mañana, aunque a decir verdad, no fue necesaria, de la ansiedad que tenía me desperté a la
1, a las 2, a las 3 a las 4.. Por fin llegó la hora!
Nos vestimos,
preparamos nuestra bebida energética y salimos a tomar el metro que
nos llevaria al lugar de la salida. Eran las 4:30 de la mañana y el
metro venía lleno de participantes de la carrera, habían hombres
y mujeres de todas las edades y de distintas nacionalidades.
Poco a poco los nervios fueron desapareciendo y me concentré mas en disfrutar la fiesta que se estaba viviendo en la linea de salida, fotos con el grupo de “elvis”, fotos con Meb Keflezihi, ganador de la maratón de Boston 2014, foto con Harriette Thompson, de 91, la mujer con mas años en terminar una maratón.
El reloj marcó las 6 de la mañana y después de escuchar el himno de los Estados Unidos, sonó el silbatazo de salida. Me sentía tranquila y segura, habíamos entrenado por 4 meses y sabía que estábamos listos.
Poco a poco los nervios fueron desapareciendo y me concentré mas en disfrutar la fiesta que se estaba viviendo en la linea de salida, fotos con el grupo de “elvis”, fotos con Meb Keflezihi, ganador de la maratón de Boston 2014, foto con Harriette Thompson, de 91, la mujer con mas años en terminar una maratón.
El reloj marcó las 6 de la mañana y después de escuchar el himno de los Estados Unidos, sonó el silbatazo de salida. Me sentía tranquila y segura, habíamos entrenado por 4 meses y sabía que estábamos listos.
Los primeros 21 kms
fueron increibles! Los terminé en 1:40, a un paso de 4:44, record
personal; mi mejor tiempo lo habia logrado en el mes de febrero en la
media maratón de Veracruz, 1:44. Me sentía muy bien, mi cuerpo y mi
mente estaban funcionando al 100% y pense que si seguía a este
ritmo podría terminar la maratón en 3:25, estaba más entusiasmada
que nunca.
En el kilómetro 27, mas o menos, todo cambió.
El sol empezó a pegar cada vez más fuerte y las subidas se empezaban
a sentir muy pronunciadas. La cuesta del kilómetro 32 fue
mortal y eterna, pense que nunca terminaria. El dolor de piernas
comenzó en el kilómetro 33, me dolían tanto pero sabia que si
paraba no podria dar un paso más, así que seguí aunque fuera a
paso de 6:00.
Faltando 7 kilómetros, el competidor que iba enfrente de mí colapsó, trató de levantarse una y otra vez pero las piernas le dejaron de funcionar, esa fue la primera de las tres veces que se me salieron las lágrimas. Sólo le pedí a Dios que me diera las fuerzas necesarias para terminar. La segunda vez que se me salieron las lágrimas fue cuando me iba diciendo a mi misma que no me dolían las piernas, “no me duelen, no me duelen....si me duelen....” y salen las lágrimas de nuevo.
Faltando 7 kilómetros, el competidor que iba enfrente de mí colapsó, trató de levantarse una y otra vez pero las piernas le dejaron de funcionar, esa fue la primera de las tres veces que se me salieron las lágrimas. Sólo le pedí a Dios que me diera las fuerzas necesarias para terminar. La segunda vez que se me salieron las lágrimas fue cuando me iba diciendo a mi misma que no me dolían las piernas, “no me duelen, no me duelen....si me duelen....” y salen las lágrimas de nuevo.
Continué el recorrido y cuando
faltaban 2 kilómetros me doy cuenta que es muy probable que no
llegue en el tiempo necesario, pues mi paso habia bajado
considerablemente. Eso no podía ser posible, había entrenado tanto
que no podia dejar vencerme por el intenso dolor que estaba
sintiendo, no solo tenía que terminarla, tenía que terminarla en el
tiempo estipulado para clasificar a Boston, pues esa era meta
propuesta con Julio, así que olvidé por un momento el dolor,
aceleré el paso y llevé mi mente hacia mi hijos, mi esposo y mi
mamá. Imaginé a mis hijos y a mi mamá en el siguiente kilometro
gritando “vamos Andy, usted puede!” y a Julio en la meta, listo
para recibirme con un gran abrazo.
Faltando 500 metros veo la meta y
el reloj indicaba un tiempo de 3 horas con 37 minutos, todavía puedo
llegar, aceleré lo mas que pude y cruze la meta con el reloj
indicando 3 horas 38 minutos, lo había logrado! Justo Dos minutos antes de los 3:40 que necesitaba. Esta fue la tercera
vez que se me salieron las lágrimas, lágrimas de dolor, de
cansancio, pero mas importante, lágrimas de satisfacción.
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