Hola, soy Julio. Veracruz fue el punto de inflexión… fue un paso en firme a
un sueño que había empezado hace cuatro años. Fue el demostrarle a la voluntad
que no hay un cronometro que pueda vencerla. Fue el demostrarnos que ya nos encontrábamos en
el nivel necesario para pensar en retos más grandes. Fue haber tenido que vivir
con la adversidad en todas sus formas y haberla conquistado. Veracruz para
nosotros fue sinónimo de éxito…
Sí, recuerdo tres meses atrás, un guatemalteco en México,
sin trabajo y con una esposa y dos niños que alimentar. Haciendo cuenta todos
los días para ver hasta dónde podía aguantar la chamarra. Entrenar era un gran
escape para esa situación apremiante.
Sin decirlo la Andrius y yo éramos confidentes, amigos y
entendíamos de una manera natural lo que correr significaba para nosotros en
esos momentos.
Esos dos meses transcurrieron y el desenlace además de
conseguir un gran trabajo fue que la vida moldeo una pareja de guerreros que no
saben que es desistir ante cualquier problema.
Gracias Coelho, gracias Guerrero de la Luz.
Finalmente emprendimos el viaje hacía Veracruz con dos
grandes amigos guatemaltecos que también radican en el DF, Kique Serrano y
Michelle Barneond que es una gran fotógrafa. Kique es corredor, por lo
que también nos acompañaría en esa travesía de 21k, el con la intención de prepararse
para el Maratón de Miami.
Después de un viaje de cinco horas, llegamos el viernes por
la noche al hotel que justo estaba enfrente de la avenida principal por donde
pasaría la carrera el domingo 19 de Enero.
El día sábado fuimos a la Expo a recoger nuestro número y aprovechamos
para conocer la ciudad. Fuimos al acuario, comimos algunos mariscos a la orilla
del mar y luego a disfrutar un poco de la playa. También aproveché para correr
unos dos km para familiarizarme con las condiciones del lugar.
En la noche fuimos a comer Pasta a un restaurante italiano.
Siempre es emocionante encontrar a varios grupos de corredores pasando un buen
rato.
Regresar al hotel a preparar todo lo necesario para el día
siguiente es una rutina que me hace sentir como un gladiador dándole filo a su
espada y ver a la Andrius haciendo lo mismo me hace sentir del lado ganador.
Llegó el día domingo y tal cual lo planificado nos dirigimos al punto de salida caminando desde el hotel. Son las 5:30 y ya nos encontramos a varios corredores en la calle, no hace falta conocer, todos se dirigen hacía el mismo lugar.
Empieza la cuenta regresiva y sale la estampida. El 90% de
la carrera es sobre el Boulevard Miguel Ávila Camacho que está justo al lado
del mar, que les puedo decir de la vista, todavía me asombra ver un amanecer.
Recuerdo que voy en una carrera y reviso mi reloj, voy a un
tremendo paso, 3:55, distancia recorrida 9k. Empiezo a percibir algo distinto,
es la primera vez que voy tan rápido y en esta velocidad los grupos a tu
alrededor son bastante más pequeños.
Llego al final del Boulevard para retornar, pasando por el
puerto y el centro histórico de la ciudad. Sigo aún bastante fuerte. En el
regreso me cruzo con Andrea y me grita ¡Vamos! Por el punto en el que nos encontramos
sabemos que estamos haciendo una gran carrera.
Los rayos del sol pegan justo en mi cara, la temperatura
sube, el paso baja. En el km 16 finalmente decido cual es mi objetivo en esta
carrera…, terminar con un paso menor a 4:00/km, objetivo que antes de iniciar
hubiera considerado imposible.
Empiezo a notar una mayor aglomeración en las orillas,
signos inequívocos de que te vas acercando a la meta y también de que aún te
faltan los kilómetros más difíciles…, los últimos.
Enfilo hacia el estadio que para mi sorpresa está bastante
lleno, lo que motiva aún más. Veo el reloj, paso 4:00, debo dar mi último gran
esfuerzo y cruzó la meta y el reloj marca 3:59. Acabo de meter en un problema a
mi gran amigo Estuardo Aguirre con el que compito en tiempos, porque mi 1:25:14 (click para ver recorrido y altimetría) es bastante mejor que su 1:36:30. Me urge llamarlo.
Mi carrera no termina al llegar a la meta, porque empieza la
espera de mi gran compañera. La espero a la orilla de la pista y aparece de
nuevo. Verla dar esa vuelta triunfal me emociona más. Miro el reloj en el
monitor e indica 1:44:21, también su mejor tiempo.
En ese momento se que estamos preparados, que llego la hora
y que lo vamos a intentar. Clasificar a Boston es nuestro siguiente reto. Hoy
no es el mejor día para decírselo. Ella entiende la vida mucho mejor que yo, no es momento para planificar, es momento de disfrutar. Me reservo
mis planes para compartírselos en otro momento.
Ah…y Kique apareció a las 2:20:13 segundos. Gracias amigos,
compartir el triunfo con una carne asada es un buen final para esta carrera.
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